martes, 20 de noviembre de 2018

TENDRÍA ES CONDICIONAL


Tendría que haberme dado cuenta por el modo en que me besabas. No sostenías mi nuca porque no tumbabas mi cuello al desparramarte en mi boca. Jamás te inclinabas porque, tal vez, habría supuesto aceptar que tenías un motivo para hacerlo. Lo habría notado al fijarme en el hueco vacío de mi cintura, sin una mano tuya ahí, agarrando lo que en realidad jamás ha tenido intención de salir huyendo. Pero no lo vi. No vi rara tu prisa por volver a tu postura, la de los brazos cruzados y la boca retraída, apretada, sumida en un mundo en el que jamás entré del todo salvo en aquellos momentos en los que ella y la mía se lanzaban a discreción aquello que junto a otras destrezas amatorias hasta ayer nos unía. No supe diferenciar mi latido invasor del tuyo que, ahora que lo pienso, dónde estaba, dónde está en este ahora infinito de ninguno. Tendría que haberme dado cuenta en la manera en que contestabas mis reclamos, ciegos y violentos como pájaros saliendo de un saco, como son los reclamos, esquivo y pausado, demasiado pausado, y en la forma en que te quedabas allí, perdido en mis cuestiones, ahogado en la espuma del oleaje que levantaban mis ganas.