viernes, 24 de enero de 2020

LA RESPUESTA


He masacrado cabezas, ilusiones y propósitos, ajenos y míos, he pisoteado ideas, pretensiones y sueños, con tacón duro desbocado e ida la mente. He salpicado con la pus de mis latidos a quienes se acercaron a latir conmigo. He hecho derramar lágrimas amargas para poder absorberlas luego en mi pecho vacío. He coartado carreras hacia un edén que yo había pintado para alcanzar en compañía, y lo he borrado a golpe de inconsciencia y gritos sordos hacia la mano tendida. He roto las fotografías futuras, las bonitas, las de enmarcar con el ébano del cariño verdadero y los proyectos sagrados. He arrojado agujas en ojos que me vieron pura y he tirado arena en sus bocas, hacia sus pulmones, con mis dos manos torpes, inocentes. He forjado puentes de plata cuando buceábamos etéreos en el mismo agua. He matado en vida y he vivido muerta. He profanado perdones y oportunidades, aliviada y terca. Qué puedo sentir en cuanto a eso. Nadie pregunta, esa es mi cruz, la respuesta.