jueves, 30 de abril de 2015

Sangre de tu sangre, voz de tu voz



Me emberrenchino porque no lo comprendo, soy capaz de recrear mentalmente la voz de Constantino Romero y hasta la del Chiquilicuatre y en cambio no puedo por más que aprieto los ojos y los sesos traer a mi cabeza el sonido de tu voz. Con lo fácil que me ha resultado siempre manejar reminiscencias, con lo bien que se me da registrar en los recuerdos en blanco y negro, ¿cómo es que aún puedo sentir el olor de aquel juguete de goma amarillo con forma de conejo? ¿cómo es que noto si quiero el sabor ácimo del caliche de la pared que tanto me gustaba picotear? ¿cómo es posible que pueda disfrutar todavía del placer de reposar mi mejilla en uno de tus brazos tiernos y no pueda oírte al menos susurrar? ni tu risa, ni una tos, ni un suspiro, ni estornudar siquiera. Lamento no haberla capturado, no haberla encerrado por siempre para tenerla luego como un himno. Y sé que era viva y alegre y sé que era concisa y firme, y sé que era dulce y cálida y sé que ninguna otra se le parece, si acaso la mía en ocasiones, pero sólo porque te pienso fuerte aunque no me dé ni cuenta.

sábado, 25 de abril de 2015

La línea entre A y B

No sé si algún día podré decirte que cuando hablas y te pierdes en tu discurso haciendo de tus palabras tu mundo yo no dejo de mirarte, y sonrío y no hay nada más que tus brazos moviéndose y tus labios sonando y mis ojos en ti; no sé si podré alguna vez contarte que cualquiera de tus manos en la mía es el pulmón que a veces me falta, no sé si seré capaz, tal vez en otra vida, de explicarte que no es agotamiento lo que me lleva a expirar sobre tu pecho cada vez que me tienes, sino el instinto de llevarte conmigo y el miedo a perderte. No sé si podré siquiera soportar que no lo entiendas, asumir que nunca lo sepas, descubrir que para ti todo es tan simple como la línea imaginaria que acaso nos une.

viernes, 17 de abril de 2015

Sé que estás ahí

Sé que estás ahí, zorramente, agazapado en tu indiferencia y aguantando con tus manos poco trabajadas esa cortinilla de halagos ya inventados que crees que te protege de mí. Y te mentiría si te dijera que no me divierte ver cómo controlas todo, aunque a veces desee desenmascararte, plantarme de un saltito delante de ti, grácil como soy y feliz como piensas, y decirte "te pillé!, sal ya del yugo de tus bambalinas, creemos juntos, dancemos, lloremos, sintamos el aire de los aplausos moviéndonos el flequillo!".

martes, 7 de abril de 2015

Te estaba esperando

-Pasa, te estaba esperando.
-No hacía falta.
-Ya, aún así...
-Hace calor aquí.
-Está adecuado a mí, a no pasar frío mientras espero. Quizás no te guste la estancia y no puedas soportar el calor.
- Bueno, es un riesgo que hay que correr.
-¿Tuyo?¿mío?
-No sé.
- Mío entonces.