lunes, 23 de septiembre de 2019

VERDE


Te recuerdo verde, no el verde de ciertas joyas ni un verde esperanza. Te recuerdo verde clorofila, verde mar y verde árbol, el verde de mi sinestesia, el que abre unos brazos infinitos formando un hueco donde cabemos todos, especialmente los sufrientes, los tarados, los lejanos por discordantes, los diferentes y los cansados. Te recuerdo verde lima, alegre y ácida, chirriante si abusas y jovial si sólo miras. Te recuerdo verde botella, las últimas que abrimos, las mías de ahora, las que no serán y las que ya se sudaron con fatiga. Te recuerdo verde, mi verde, el verde que no se ve, el del crepitar de hojas, el de infinitas colinas, el de tus ojos al sol, el que se respira. Verde, verde, dos vocales repetidas, como en tu nombre y como tu día. Verde como la orfandad que crece, maleza viva. Verde como los chistes, poca risa. Qué hilarante, como tú eras y como soy, que el día que lleva tu nombre te fueras. Qué ironía. Te recuerdo verde, madre, el verde eterno del bosque, así se enrede en el cielo, así prenda, así todo ese verde mundano se fría.