sábado, 9 de agosto de 2025

Los rincones deseados


Las puertas viejas, hinchadas en sus bajos y tan lacias en su porte; las paredes,
 engordadas ya de capa y capa de pintura mala, una tras otra y sin miramientos y, aun así, tan deslucidas. 

No hay mano vigorosa ni mágico mejunje que devuelva a la línea que conforma la muralla del rodapié su anodino cometido que, todavía no se sabe cuál es, quizá, ostentar la pulcritud de trazos que, presumo, lució alguna vez.

Tampoco es el suelo riachuelo donde encontrar los ojos que lo miren porque, de tantos devenires, carreras y letargos, se volvió áspero, insulso y amargo, pero, qué curioso, también regio y necesario para seguir posando los pies. 

Cuánta ruina por rehacer. Eso es. Sea lo que deviniera si puede, será ruina otra vez. Y no es drama ni fatiga, es gastar, vivir, crecer. 

Esos rieles malditos copados de polvo y piel, de chirridos de persianas y de un hogar expedito donde hay días de treinta horas y otros de veintitrés.

Qué imperfección, qué lucha. Qué flaca se vuelve la hucha.

Falta menaje y sobra, qué de trastos, qué desdén, dónde pones esa balda, dónde tiras el "de quién" que hace tiempo que no estaba y que vuelve a aparecer. Sobra el espacio y falta y el continente de marras que tantos lustros ya gasta no ayuda a que salga bien; cuando hay posibles no hay ganas y si hay ganas, hay que hacer. Tú jamás serás mi casa.

Claro que no, dice ella que, mira si es zafia, que habla. Me caigo de vieja y me dejo hacer. 

Y te enseña, zorramente, sus rincones más preciados, por si los quieres ver. Ajados, hinchados, viejos, los del rodapié mojado.

Te muestra el lar del triunfo, te hace un atillo amañado, con el antes y el después, para que vayas con él o lo lleves a algún lado. 

Te lleva al rincón soñado, donde te partes a trozos, donde recompuesto sin esfuerzo tres cochambrosos objetos te elevan un instante al Cielo para bajarte después. Y así hasta el infinito son los rincones bonitos.

lunes, 30 de diciembre de 2024

RESPIRO


Por si se gasta, por si se agota, por si se muere. Sólo te voy a mirar, por si te gastas, por si te agotas, por si feneces. Voy a mirarte millares de veces, de medio lado, de soslayo, a hurtadillas y en sueños, por si te gasto, por si te agoto, por si te mato. Mi tesoro, mi bien, mi valija, que no te gasten, que no te agoten, que no te maten. Voy a taparte, como yo sé, que no te gasten, que no te rocen, que no te maten. Mi tesoro, mi bien, mi baratija, no te dio el aire, te veo distinta. No te preocupes, no te harán daño, tampoco bien, no te harán nada y eso está bien, igual te guardo porque eres mía, que no te dañen, que no te pisen, quédate quieta, quiero dormir. Que no te dañen, que no te gasten, que no te agoten. ¿Luz todavía? No te preocupes, si a acaso duerme y me acompañas. ¿Luz todavía? ¿Qué coño es eso? Luz todavía... Que no eras mía.

miércoles, 28 de agosto de 2024

LAS NOTAS PERDIDAS

Te compuse las notas más dulces, las de la teta, las tuyas que aprendí; te ideé mil maneras de odiarme, como te gustaba, como ibas a por mí.


Me rasqué siete veces en el sitio y jamás fue tu mosquito.


Te esperé desolada y estúpida, rondando la música, la que siempre oí. Y la amé y la hice un sayo, un cuento sin amo y un hábito áspero, un agujero sin fin.


Rodeé el sitio y mi sangre, acaso hice patio y dejé de huir; caminé despacio en la muerte, madre en nuestras vidas, y casi morí. La dejé partir sin salida, soñando otros tiempos por ti y por mí.


Caminé descalza y perdida, me supe varada, salada y curtida, y pude vivir. Me faltaron la sangre podrida, tu risa y la mía sonando las dos. 

miércoles, 15 de marzo de 2023

TRES LUCES, O CUATRO


Tres luces, o cuatro, la de la boya, la tuya y la mía. Tres luces, o cuatro, la de tus ojos, mi ansia y la vida. Tres luces, o cuatro, la que me vela, la que alimento y la viva; la no muerta, la estúpida pertinente que, hagamos lo que hagamos, atiza.

jueves, 2 de febrero de 2023

EL LLANTO


No es que quisiera que llorases como un niño, pero me gustó. Los niños lloran de verdad, como los viejos. Hay poca gente ahora que llora de verdad, ya sabes, muchas personas lloriquean e improvisan otros amagos de llanto, pero no lloran, más bien se quejan con lágrimas, que es bien distinto. Llorar es otra cosa. Lo de llorar es legítimo. Al niño le desespera y le angustia su ausencia en un recreo, su castigo sin azúcar o el tiempo que no verá a su madre. Lo del niño es real. 


El hombre y la mujer que lloran son ese niño que se lleva a sí mismo por bandera y que no morirá nunca, así aprenda a ser la máscara de adulto que tanto anheló siendo infante.

jueves, 6 de octubre de 2022

MENTIRAS


Por supuesto que sí, algunas mentiras son maravillosas, tanto que a fuerza de recrearse en ellas se van somatizando, para mal y para bien, como ese dolor en la boca del estómago fruto de una neura que si no se solventa, la neura, se hace crónico, el dolor, o como esa buena cara que creemos portar en ocasiones solo por eso, por creerlo. Algunas mentiras son un bálsamo para suavizar los días de viaje que llevarán a la verdad, mentiras repudiadas por serlo, pero tan necesarias a veces. Algunas mentiras son verdades por fascículos, con sus entradas fuertes, sus desarrollos lineales y sus "continuará" contundentes, como hace la teleserie del viernes que no reaparece en pantalla hasta el lunes. Hay mentiras más reales que la propia verdad, porque se empleó en su elaboración toda la pasión que le faltó a la realidad. Hay mentiras que avisan, que chillan que lo son y que son más puras que la verdad que se espera. Hay mentiras temporales que son verdades eternas, las que por mucho cuello que metas en ellas, como para respirar a salvo, ahogan. Y qué bueno que ahoguen y que no terminen de creerse para que, alguna vez, al fin, uno saque la cabeza desparramando fango, salpicando torpemente y , con alivio, se abandone a la verdad.

miércoles, 14 de septiembre de 2022

LOS PÁJAROS QUE AMAMOS

Construimos el sitio donde han de posarse nuestros pájaros, le dimos forma con nuestras cuatro manos, hombro con hombro, sentados, viendo girar el mundo, justo enfrente, tan humano.


Hicimos un fuerte del más endeble, lo atamos, sabiendo que puede romperse y que aun así ellos siempre volverán a este regazo. Los pájaros que amamos.