viernes, 21 de julio de 2017

PARCIALES, SUMANDOS, TOTALES

Encajar no es complementar, al revés tampoco. Encajar es sólo eso, hacer click, amoldar una pieza dentro, encima, debajo, al lado de otra a modo de puzle, como puede encajar un gajo de mandarina en el lugar de un diente de ajo o una castaña en el hoyo número cuatro de un campo de golf. Encajar resulta armónico - en apariencia -, homogéneo - a simple vista -, sencillo y automático, pero pobre.

Complementar es destacar sin sobresalir - homogeneizando -, es aportar y recibir - formando armonía -, es no hacer click o quedarse fijado allí, en el hueco evidente; es hacer distintas cada una de las posibilidades que son infinitas. Complementar es posar un punto rojo sobre un fondo gris haciendo al gris indispensable y al rojo necesario para que sean eso que ambos son cuando se dan a un tiempo, genuinos, conjuntados que no iguales. Complementar es más bello que encajar porque requiere el esfuerzo natural de las cosas que terminan siendo únicas en unión tras haber sido ordinarias por separado.

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