Sangrar en silencio sin aparente motivo, ni herida, sin sangre delatora anunciando pérdida; mas, ¿qué se pierde cuando no hay nada? Nada más que el vacío sangrante, incesante desde el principio. Llorar riendo sin razón alguna, ni escandalosa pena, sin lágrimas calientes anunciando ausencia; pero, ¿qué anhela quien nada quiere? Nada salvo todo, que es la abstracción constante, imparable desde el origen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario