martes, 23 de agosto de 2022

AGENDAS


Anoto mierdas en mi agenda, las mías, esas que sin quitarme el sueño me hacen querer dormir a veces y despertarme pronto otras. Anoto tareas ridículas que sé que, aun sin apuntarlas, acometeré pronto o tarde, que es como a mí me gusta hacer las cosas. Escribo rápido en ocasiones y la caligrafía me lo chiva luego, como recordándome que aquello que dibujé tan feo me resultó más importante en aquel momento; y me río sin aspavientos o me sorprendo sin sobresaltos cuando días después no entiendo tanta presura en los trazos. Anoto cosas que he de hacer, o eso creo, o que ya hice, se supone, cosas que raras veces, aunque algunas, consulto pasado el tiempo. Conservo mis agendas como tesorería fina y sé que en ellas lo gordo, lo que buscaría quien profana, apenas se vislumbra a primer golpe de vista, ni al segundo ni al tercero siquiera, aunque estén en los colores, en las líneas, en asteriscos, subrayado o en la lengua del pulso. Las conservo por ser alma vieja y por si alguna vez he de alimentar a otro como yo con hambre y necesidad de minucias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario