Para cuando temas mi ausencia yo ya estaré lejos y no me salpicarán tus lágrimas, tus lloros se me antojarán brisa que me canta al oído y confundiré con mi latido cansado el paso de tus carreras intentando en valde agarrarme el vestido. Para entonces tú ya lo habrás comprendido y yo, como ahora, volveré a perder porque ya jamás sabré que al fin lo sabes.
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