Amar en la distancia es, probablemente, una de las maneras más
desinteresadas de amar. Es compartir la alegría que no ves, aliviar las
penas que no puedes abrazar, anhelar una voz con la misma intensidad que
otros anhelan el roce de una mano y el abrazo en la noche. Amar en la
distancia es guardar bajo llave cada pequeño gesto del día a día con la
ilusión de salvarlos intactos hasta su entrega, es amar con el corazón
cegando la cabeza; es aprender a fabricar un agujero negro al que van a
parar las demostraciones de amor que jamás se solidificarán, para que no
salgan de ahí, para que no duelan. Amar en la distancia es decir cuánto
tiempo llevamos juntos y qué poco nos hemos visto y, aún así, querer
seguir amando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario