sábado, 13 de enero de 2018

MAÑANA



Si mañana muero, como mueren los vivos que aún no han de partir, no seré yo quien te duela, no te dolerá mi ausencia, ni siquiera la presencia de mis restos en tus días, no sangrará tu pecho ante mi incierto destino. Si mañana muero, regresarás a la vida, a la mía que ya se habrá ido, volverás a mis risas, a mis ojos buscando los tuyos, a las veces que alargué la mano y me perdí por el camino, a mis preguntas lanzadas al vacío, a tus respuestas al fin, a mis lágrimas que eran puras, de dolor, de alegría, de miedo, de pretéritos y futuros, de amor y desvelo. Si mañana muero, abrirás presuroso la puerta a mis golpes, a mis nudillos firmes y gastados, ya lejos. Si mañana muero, le darás la vuelta a tus costuras, romperás los hilos que hoy te atan, coserás mis retales a tu cuerpo; y verás, verás nítida mi silueta como nunca, como siempre, bella y grácil, dulce y tierna, sembrada en partes por huellas, inexploradas otras todavía a la espera, y querrás hacerla tuya como si acaso no lo fuera. Si mañana muero, estarás más cerca, quizá huelas mi aliento que sabe a tu antigua boca, a la piel de tus labios que todavía conservo, ahora que es antes y es luego; si mañana muero, recitarás mil poemas entonando mi nombre, sordos, toscos aun siendo ciertos, te perderás en mi ombligo y arderás de deseo. Si muero mañana, tu amor será eterno, tu sonrisa cantará mi nombre que te sonará a la gloria donde me elevo. Pero habría de morir mañana y no quiero.

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